En
este trabajo analizaremos los conceptos de felicidad clásica, héroe trágico,
entre otros, relacionándolos con el cuento Antígona,
y en menor medida Edipo Rey, escritos
por Sófocles.
En
Edipo Rey, Creonte, hermano de
Yocasta, tiene una actitud mesurada. Cuando Edipo lo acusa de conspirar contra
él junto a Tiresias, Creonte muestra prudencia y humildad y presenta su defensa
sabiamente. Sin embargo, este deseaba secretamente asumir el poder y gobernar
Tebas. Este deseo no se vio realizado hasta la pelea y muerte entre Polinices y
Etéocles, hijos de Edipo; pero, para cuando este momento había llegado, Creonte
ya había perdido la paciencia y junto con ella el juicio.
Cuando
Etéocles y Polinices mueren, Creonte decreta que el primero debía recibir los
honores correspondientes según las leyes divinas mientras que el segundo no,
cometiendo así una falta ante los ritos religiosos (impiedad) y un acto
imprudente. Ante esto, Antígona, hermana de los dos fallecidos, se propone brindar
los honores fúnebres a Polinices a pesar del decreto y pide ayuda a su hermana
Ismene, la cual se niega a romper la ley por temor a la muerte y a la autoridad.
Con estas intenciones, Antígona demuestra respeto hacia las leyes naturales (o
divinas) pero a su vez, con su actitud altiva, padece de hybris, es decir,
soberbia.
Antígona
puede ser considerada como un héroe trágico ya que, además del hybris, presenta otros rasgos
característicos como transgredir los límites impuestos por la sociedad, sufrir
una muerte involuntaria y prematura, entre otras.
Creonte,
por su parte, no cumple ninguna de las condiciones de felicidad clásica: impiedad,
al impedir la sepultura de Polinices y desacreditar los consejos de Tiresias, soberbia
o falta de humildad, creyéndose superior al resto de los ciudadanos y
especialmente a las mujeres (“¿Qué hombre
ha tenido tal audacia?”) e imprudencia, mandar a matar a Antígona y
no tener en cuenta los consejos de su hijo Hemón (“Ella morirá, pues; pero su
muerte acarreará la de otro”).
Ni
Creonte ni Edipo cumplían las anteriores condiciones y, por lo tanto, no eran
felices. Además, los dos sufren un cambio
de fortuna (en Antígona, la
peripecia de Creonte se da cuando éste cambia de parecer acerca de la suerte de
Antígona gracias a los consejos de Tiresias) que les brinda una revelación sobre ellos mismos y la
felicidad del hombre, un desenmascaramiento
que altera sus conductas: las faltas que tuvieron ante los valores morales y la
importancia de estos para alcanzar la felicidad.
La
peripecia y anagnórisis de Edipo no son objeto de análisis en este trabajo,
sino que forman parte de otro. Consideramos que este trabajo es una
continuación del de Edipo Rey y los dos
deben ser leídos para entender las ideas aquí abarcadas.
Sófocles
otorga un papel protagónico a la
figura femenina, presentándola como un instrumento del destino (moira) para la anagnórisis de otro personaje. Esta es la
relación entre Yocasta y Antígona, los suicidios de estas allanan el camino
para la anagnórisis de Edipo y Creonte.
El concepto de sympatheia no debe ser atribuido a Creonte, sino a Antígona, ya que
el castigo del primero no causa impresión porque es en extremo perverso.
Antígona tiene una suma de virtudes, le da mucha
importancia a las leyes divinas y al respeto de los muertos, pero tiene una
disposición al error, dada por su hybris.
Esto causa un sentimiento de simpatía y compasión en el espectador por las
desgracias del héroe que desemboca en la catarsis:
“[…] la ciudad compadece a esa joven, merecedora,
se dice, menos que ninguna, de morir ignominiosamente por haber cumplido una de
las acciones más gloriosas.”.
La última frase resalta la importancia en la vida
de los valores de la felicidad clásica: piedad, prudencia y humildad.
“La prudencia es con mucho la primera fuente de ventura. No
se debe ser impío con los dioses. Las palabras insolentes y altaneras las pagan
con grandes infortunios los espíritus orgullosos, que no aprenden a tener
juicio sino cuando llegan las tardías horas de la vejez.”